lunes, 20 de enero de 2014

TAREA DOS: Blog de viaje: Cuando maté al León de Nemea

                   Cuando maté al león de Nemea y le qité la piel.

      Yo viajé a la ciudad donde me fui a vivir a casa de Molorco y después me fui a la cacería de la fiera. En la cacería de la fiera le disparé flechas, le ataqué con una espada de bronce y le golpeé con un palo hecho de un olivo, pero me resultó todo inútil. Entonces planeé pegarle un golpe. Me fuí a la guarida del animal que tenía dos entradas y me puse a tapar una de ellas. Asusté al león para que entrara por la otra y acorralandolo, maté al león, para que os voy a mentir fue muy duro.                                                                                                                         
           Llevé el cuerpo del león a Micenas para que lo viera Euristeo, pero este se asustó de tal manera que me prohibió volver a entrar en la ciudad yo me quedé asombrado no me esperaba eso. De ahí en adelante el fruto de mis trabajos tuve que entregarselo desde fuera. Euristeo ordenó a sus herreros que me forjasen una tinaja de bronce que escondía bajo la tierra y en la que se refugiaba cada vez que me anunciaban comunicándole las instrucciones a través de un heraldo.
                                                                        
Pero mi trabajo aun no estaba terminado y eso que yo estaba reventado pero todavía debía quitarle la piel al león. Pero como no se podía utilizar las armas, estuve horas y horas intentandolo al final para nada. Al fin Atenea disfrazada de vieja bruja me ayudó advirtiendome de que las mejores herramientas para cortar la piel del león eran sus garras, aunque yo no la creía mucho. Con esta pequeña intervección divina. Yo completé mi primer viaje por fin estaba deseando.                                                                      

La gruesísima piel del león de Nemea la utilicé yo en todas las aventuras que sucedieron, como la más eficaz de las armaduras, y me hizo servir la cabeza del león de yalmo.


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