martes, 21 de enero de 2014

TAREA DOS: Blog de viaje: Capturar al Jabalí de Erimanto.

                              Cuando capturé al Jabalí de Erimanto. 

El Jabalí de Erimanto era una terrible criatura, capaz de crear terremotos a voluntad y de arrancar árboles de tajo con los colmillos, que vivía en Erimanto, causando estragos en todo el contorno. Este jabalí se alimentaba de hombres. Y era muy fuerte incluso yo creía que no iba a poder con él.


Cuando iba de camino hacia Erimanto, hice una parada para visitar a mi viejo amigo el centauro Folo, que en memoria de tiempos lejanos, compartió conmigo su comida y su vino. Pero los otros centauros, al oler el vino que estaba especialmente reservado para nosotros se enfurecieron hasta tal punto que me atacaron. Yo lo rechazaba pero despúes me hicieron enfadar, y tirandole flechas untadas con la sangre de la Hidra de Lerna como os conté antes había mojado la flechas en la sangre de la hidra. Los otros se retiraban acobardados.
Mientras yo enterraba a mis víctimas, esto si que me asustó mi amigo Folo sacó una de mis flechas y se puso a examinarla, asombrado de que algo tan pequeño pudiese dar muerte a criaturas tan formidables como los centauros. Torpemente, la flecha se le escurrió de la mano y se le cayó sobre el pie, clavándose en él. Cuando yo me dí cuenta se me caieron dos lágrimas.
La flecha, untada con tan letal veneno, acabó también con la vida de mi gran amigo Folo, por cual lo  tuve que enterrar yo al pie del monte que tomaría su nombre: Foloe.

Por fin encontré al jabalí y me eché tras él. Tras perseguirlo durante varias horas, lo acorralé en una zona nevada, donde le salté al lomo.Después lo encadené y me lo llevé a Micenas vivo, cargándolo sobre mis hombros.

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